Freitag, 11. Juli 2008

Consejos de un Mochilero

Consejos de un mochilero

En La Guajira, el irlandés Phil Mc Allister se relajó frente a las aguas del Mar Caribe.

El viajero Philip Mc Allister, que con un morral ha ido de Colombia a Camerún, explica las ventajas de andar con poco equipaje.

A Mc Allister, un publicista irlandés que acababa de renunciar a su trabajo para viajar por Suramérica, lo conocimos hace un par de años en el Cabo de la Vela.

Una kafiya (pañuelo palestino) que le cubría la cabeza, unos jeans y una camiseta eran todo su equipaje. Su morral estaba en una posada donde pagaba 10 mil pesos por noche. Ahora está en Camerún, adonde llegó desde Ruanda, y comparte sus secretos.

"Viajo liviano por seguridad, comodidad y para no hacerme notar, pues ser rubio, delgado y medir 1,80 metros puede ser favorable y desfavorable a la vez. Me gusta mezclarme con la gente y no hacerme notar, y para eso no ayuda verme como una tortuga con un gran caparazón en cualquier esquina, mientras veo un mapa.

"Por seguridad evito llamar la atención, quiero que vean que no tengo nada que me puedan robar; y procuro no tener un letrero en la frente que diga: 'Soy un turista, tengo tarjetas de crédito, posiblemente también dinero en efectivo y estoy un poco perdido'. Aun así, me han robado varias veces, pero nunca con mis maletas.

"Viajar liviano significa que puedes ir por todas partes todo el tiempo con tus cosas, sin tener que dárselas al que va sentado en el bus, mientras logras sentarte y hacer inventario de tus pertenencias y ensayas lo que vas a decir cuando llegues a casa sin regalos (en realidad, no compro regalos; solo soy un viajero).

"La idea es que siempre pueda llevar mi maleta conmigo, ya sea en avión, tren, bus, tuk tuk... De hecho, incluso llevé mi maleta a una sala de cine en Polonia mientras esperaba un tren que salía muy tarde, y creo que pasé inadvertido. Esto se convirtió en un requisito para futuros viajes: ¿Puedo llevar mi maleta a un cine?
"Una maleta liviana también facilita la huida, de ser necesario; aunque afortunadamente no he tenido que hacerlo.

"Además, pienso: '¿De verdad necesito esto?', '¿Qué es absolutamente necesario?' La respuesta es 'muy poco'. En cada lugar conoces gente nueva, así que hay que olvidar la moda. Yo llevo dos o tres pantalones (dos abrigados y uno liviano); un par de jeans, cuatro o cinco camisetas, una toalla que sirve de almohada, filtro de agua y bufanda para la cabeza; medias y calzoncillos (máximo cinco pares de cada uno), un libro, cepillo de dientes y jabón.

"Generalmente mi equipaje pesa cinco kilos. Casi siempre tengo un mosquitero, porque no me gusta dormir con bichos zumbando en mi oído.

"El viajero debe saber que cualquier cosa que no tenga y necesite está disponible, la gente olvida que las necesidades humanas son las mismas en todas partes.

"Nunca tomo taxis. Me gusta caminar y me las arreglo para llegar desde la estación de bus a la ciudad. He caminado hasta 17 kilómetros con mi morral y hasta ahora no necesito cirugía de espalda, afortunadamente. Viajar liviano también es viajar saludablemente. Me gusta caminar con mi morral, así que tiene que ser un amigo.

"Por último, me olvido de accesorios excesivos, como linternas, navajas y medicamentos. No soy un doctor, y si me enfermo voy adonde uno en donde me encuentre, en lugar de automedicarme. No cargo repelente contra mosquitos ni antisépticos... a menos que sea absolutamente necesario.

"Igualmente abandono ciertos placeres como la fotografía (realmente la aprecio y me cuestiono esta decisión periódicamente), pero siento que no tengo nada que perder y si estoy lejos de mis pertenencias mi mente no se va a inquietar y puedo estar en paz donde esté. 'Solo es ropa', pienso en caso de que alguien la tome".